martes, 9 de abril de 2013

PYMES


 
 La globalización de las economías nacionales es un proceso inmanente, pues el comercio nacional reclama expandirse cada día más, mediante la incorporación de un significativo número de países al intercambio internacional de mercancías y servicios.
 Es certero advertir que el entorno de las pequeñas y medianas empresas está cambiando de manera radical y, en consecuencia, su naturaleza interna. Éstas laboran bajo un ambiente de gran turbulencia
y caracterizado por un fenómeno de naturaleza social, cultural y económica, que permanentemente está presente: la globalización; el cual les imposibilita mantenerse en posiciones competitivas. La pequeña y mediana empresa y su medio ambiente, están impregnados de la dinámica en que se desenvuelve el desarrollo científico, tecnológico, contable y gerencial. Las oportunidades y posibilidades que otorga la utilización de nuevas tecnologías, provocan la transformación de las empresas y el establecer retos para atenuar la complejidad presente en la realidad internacional.
En las economías el avance tecnológico ha sido más notorio en las últimas décadas, en especial en las telecomunicaciones. y han permitido que pequeñas o medianas empresas ubicadas en lugares que antes se consideraban poco accesibles, puedan aprovechar las oportunidades que ofrecen los mercados nacionales e internacionales, sean ellos regionales o globales. De esta manera, las actuales facilidades de acceso a la información abren la posibilidad de ajustarse de mejor manera a las preferencias de los compradores potenciales en mercados remotos y facilitan el cumplimiento de especificaciones, normas técnicas y otras normativas en los mercados de destino, o requeridas por clientes específicos.
 
Aunque el efecto de la globalización en las PYMES puede ofrecer oportunidades a la no garantiza la no-existencia de consecuencias desfavorables para la permanencia de muchas de las empresas que conforman este segmento.
Por una parte, los procesos de apertura han permitido revitalizar el rol del estado en la economía de los países, através de la consecución de impuestos aduanales. La pequeña y mediana empresa ante el fenómeno inmanente de la  globalizacon. El financiamiento preferencial, la asistencia tecnológica, entre otras ventajas; pero por la otra parte, se evidencian las amenazas representadas por la incertidumbre y las deficiencias gerenciales en cuanto a la utilización de instrumentos de dirección acertados.

Al respecto, la incorporación del benchamarking (estrategia gerencial) en la política empresarial, pudiera fomentar en los directivos de las pequeñas y medianas empresas el visionar hacia fuera de sus organizaciones, es decir, identificar a sus competidores; para así aprovechar el saber colectivo de otras organizaciones, con el firme propósito de fortalecer su propia empresa. Igualmente, el benchamarking constituye una alternativa para mejorar la competitividad, indicador tan importante para la pequeña y mediana empresa.
La urgente transformación y modernización de la PYME de la América Latina, se muestra como efecto preponderante del proceso de globalización. Estas condiciones serán factibles si se concretan políticas públicas dirigidas a las PYMEs; políticas que pueden agruparse en tres importantes dimensiones:
(1) Las que hacen énfasis en la intervención del Estado.
 (2) Las que incentivan el rol del mercado controlado por el Estado
(3) Las que reducen la intervención del Estado.
Al primer caso, corresponde las medidas gubernamentales dictadas con la finalidad de obligar a las empresas grandes a adquirir bienes y servicios ofrecidos por la PyME. El segundo caso, se refiere a medidas orientadas a incentivar el desarrollo de mecanismos de ayuda a las pequeñas y medianas empresas, por parte de las empresas grandes, en lo que respecta al mejoramiento tecnológico, a la asistencia técnica, entre otros. Y el último caso se refiere a medidas dirigidas directamente a la PyME, en cuanto se propone a través de éstas, minimizar el rol del Estado dirigiendo los esfuerzos de apoyo a las fuerzas del mercado

Otro importante efecto del fenómeno de la globalización, está representado por la tendencia hacia la homogeneización de los procesos productivos,  pues se observa que ésta se despliega mediante la implantación imperativa de un mismo y único paradigma de eficiencia. A la vez, se hace notorio el incremento de la competencia, la cual se ha expandido a todas las regiones y a todos los sectores económicos, sin distinción alguna. Es así como estos efectos consolidan un mismo y único mercado, del cual se excluyen los productores que no saben apropiarse del denominado paradigma de la eficiencia.
Por último, se puede agregar otro efecto de relevancia expresado en la emergencia de la economía valor-conocimiento.
La concepción de economía valor-conocimiento, se refiere a ciertos fenómenos que se manifiestan en el interior de las actividades económicas y que constantemente activan e integran al conocimiento como el factor esencial de generación de valor. De esta manera, la PyME se encuentra en una etapa de transición, en la cual el viejo patrón de acumulación se estaría modificando como consecuencia de la importancia que ha adquirido una nueva forma de objetivación del proceso productivo, el cual se modifica cualitativamente, dada la interacción con el entorno. Se genera entonces, un nuevo patrón basado en la calidad del trabajo y en la incorporación de la sinergia valor-conocimiento al proceso producción.


Retos de la Pequeña y Mediana

Empresa ante la globalización




Todo lo expuesto conlleva a establecer retos para los pequeños y medianos empresarios. Estos retos esencialmente se basan en promover la  asociatividad como un mecanismo de cooperación  para mejorar la competitividad y apoyar la internacionalización de las PyMEs, en cuanto a su inserción en los procesos de globalización de la economía.
 
Para la cristalización de estas ideas es pertinente en principio, elevar las capacidades de las instituciones intermedias existentes que representan las figuras de apoyo a este importante sector de la economía mundial.
El principal reto ante la globalización tiene que ver con el desarrollo de agrupamientos de empresas similares y de proveedores especializados y relacionados con éstas, lo cual rmita la articulación horizontal –entre las empresas en un mismo rubro– y, vertical –entre proveedores y clientes–, de manera que se aprovechen las ventajas de las “economías de escala”. Estos agrupamientos permiten, además, el compartir recursos, entre los cuales se destacan los recursos humanos calificados, y aprovechar economías de escala, todo lo cual permitiría desarrollar núcleos productivos dinámicos en localidades y regiones.
En una perspectiva más amplia, la asociatividad garantiza el desarrollo de prácticas dinámicas y descentralizadas que involucran a una variedad de actores y que trasciende a los encadenamientos productivos más directos. Estos núcleos productivos dinámicos aseguran la proyección de la PyME a largo plazo y, permiten la generación de olíticas descentralizadas relacionadas con la vinculación con universidades, gremios, cámaras empresariales o de comercio y agencias de desarrollo local.
Con base en todas las afirmaciones precedentes, los gerentes deben configurarse en el pilar de las PyMEs, en cuanto a enfrentar muchos retos y, para eso tendrán que prometerse ante los diferentes cambios que se puedan presentar. Estos gerentes deberán realizar tareas de envergadura que van desde el decidir sobre el posicionamiento estratégico de la empresa que dirigen, hasta seleccionar y diseñar la estrategia individual y colectiva que le permita competir.
Se reconoce la posición de las pequeñas y medianas empresas en el mundo, por su condición dinámica y su fortaleza en cuanto a la creación de empleo en todos los países. Sin embargo, aun cuando la pequeña y mediana empresa se caracteriza por ser dinámica, por ser laboriosa y ajustarse a la innovación; no cuenta con la masa de ecursos necesaria para competir con grandes empresas en los mercados internacionales. Por esta razón, se evidencia una serie de tareas de distinto grado de complejidad que habrá que abordar sistemáticamente. Los primeros esfuerzos tienen que estar orientados a lograr ahorros y aumentar la productividad mediante el mejor uso de los recursos disponibles.

 
Por otra parte, las pequeñas y mediana empresas con debilidades competitivas sustanciales, pero con potencial de supervivencia, está obligadas a diseñar y emprender programas más complejos de reconversión empresarial, que suponen inversiones de significativo valor monetario y la adopción de tecnologías avanzadas,
conjuntamente con la adopción de sistemas contables, administrativos y de comercialización apropiados a las mismas. Es indispensable que la modernización productiva de la pequeña y mediana empresa se fundamente en la incorporación sistemática del avance técnico, con el propósito de alcanzar aumentos sostenidos en términos de productividad.