La globalización de las economías nacionales es un proceso inmanente, pues el
comercio nacional reclama expandirse cada día
más, mediante la incorporación de un
significativo número de países al intercambio
internacional de mercancías y servicios.

En las economías el avance
tecnológico ha sido más notorio en las últimas
décadas, en especial en las telecomunicaciones.
y han permitido que pequeñas o medianas
empresas ubicadas en lugares que antes se
consideraban poco accesibles, puedan aprovechar las
oportunidades que ofrecen los mercados nacionales e internacionales, sean ellos regionales
o globales. De esta manera, las actuales
facilidades de acceso a la información abren la
posibilidad de ajustarse de mejor manera a las
preferencias de los compradores potenciales en
mercados remotos y facilitan el cumplimiento de
especificaciones, normas técnicas y otras normativas en
los mercados de destino, o requeridas por clientes
específicos.

Por una
parte, los procesos de apertura han permitido
revitalizar el rol del estado en la economía de los
países, através de la consecución de impuestos
aduanales. La pequeña y mediana empresa ante el fenómeno inmanente de la globalizacon. El financiamiento
preferencial, la asistencia tecnológica, entre otras
ventajas; pero por la otra parte, se evidencian las
amenazas representadas por la incertidumbre y
las deficiencias gerenciales en cuanto a la utilización
de instrumentos de dirección acertados.
Al respecto, la incorporación del benchamarking (estrategia gerencial) en la política empresarial, pudiera fomentar en los directivos de las pequeñas y medianas empresas el visionar hacia fuera de sus organizaciones, es decir, identificar a sus competidores; para así aprovechar el saber colectivo de otras organizaciones, con el firme propósito de fortalecer su propia empresa. Igualmente, el benchamarking constituye una alternativa para mejorar la competitividad, indicador tan importante para la pequeña y mediana empresa.
Al respecto, la incorporación del benchamarking (estrategia gerencial) en la política empresarial, pudiera fomentar en los directivos de las pequeñas y medianas empresas el visionar hacia fuera de sus organizaciones, es decir, identificar a sus competidores; para así aprovechar el saber colectivo de otras organizaciones, con el firme propósito de fortalecer su propia empresa. Igualmente, el benchamarking constituye una alternativa para mejorar la competitividad, indicador tan importante para la pequeña y mediana empresa.
La urgente transformación y
modernización de la PYME de la América Latina, se
muestra como efecto preponderante del proceso de
globalización. Estas condiciones serán factibles si
se concretan políticas públicas dirigidas
a las PYMEs; políticas que pueden agruparse en tres
importantes dimensiones:
(1) Las que hacen énfasis
en la intervención del Estado.
(2) Las que
incentivan el rol del mercado controlado por el
Estado
(3) Las que reducen la intervención del
Estado.
Al primer caso, corresponde las
medidas gubernamentales dictadas con la
finalidad de obligar a las empresas grandes a
adquirir bienes y servicios ofrecidos por la PyME. El
segundo caso, se refiere a medidas orientadas a
incentivar el desarrollo de mecanismos de ayuda a
las pequeñas y medianas empresas, por parte de las
empresas grandes, en lo que respecta al
mejoramiento tecnológico, a la asistencia técnica,
entre otros. Y el último caso se refiere a medidas
dirigidas directamente a la PyME, en cuanto se
propone a través de éstas, minimizar el rol del
Estado dirigiendo los esfuerzos de apoyo a las fuerzas
del mercado

Por último, se puede agregar otro
efecto de relevancia expresado en la emergencia
de la economía valor-conocimiento.
La
concepción de economía valor-conocimiento, se
refiere a ciertos fenómenos que se manifiestan en el
interior de las actividades económicas y que
constantemente activan e integran al conocimiento
como el factor esencial de generación de valor. De
esta manera, la PyME se encuentra en una etapa de
transición, en la cual el viejo patrón de
acumulación se estaría modificando como consecuencia de la
importancia que ha adquirido una nueva forma de
objetivación del proceso productivo, el cual se
modifica cualitativamente, dada la interacción con el entorno. Se genera entonces, un nuevo patrón
basado en la calidad del trabajo y en la
incorporación de la sinergia valor-conocimiento al proceso
producción.
Retos de la Pequeña y Mediana
Empresa ante la globalización
Todo lo expuesto conlleva a establecer retos para los pequeños y medianos empresarios. Estos retos esencialmente se basan en promover la asociatividad como un mecanismo de cooperación para mejorar la competitividad y apoyar la internacionalización de las PyMEs, en cuanto a su inserción en los procesos de globalización de la economía.
Para la cristalización de estas ideas es pertinente en principio, elevar las capacidades de las instituciones intermedias existentes que representan las figuras de apoyo a este importante sector de la economía mundial.
El principal reto ante la globalización tiene que ver con el desarrollo de agrupamientos de empresas similares y de proveedores especializados y relacionados con éstas, lo cual rmita la articulación horizontal –entre las empresas en un mismo rubro– y, vertical –entre proveedores y clientes–, de manera que se aprovechen las ventajas de las “economías de escala”. Estos agrupamientos permiten, además, el compartir recursos, entre los cuales se destacan los recursos humanos calificados, y aprovechar economías de escala, todo lo cual permitiría desarrollar núcleos productivos dinámicos en localidades y regiones.
En una perspectiva más amplia, la asociatividad garantiza el desarrollo de prácticas dinámicas y descentralizadas que involucran a una variedad de actores y que trasciende a los encadenamientos productivos más directos. Estos núcleos productivos dinámicos aseguran la proyección de la PyME a largo plazo y, permiten la generación de olíticas descentralizadas relacionadas con la vinculación con universidades, gremios, cámaras empresariales o de comercio y agencias de desarrollo local.

Se reconoce la posición de las pequeñas y medianas empresas en el mundo, por su condición dinámica y su fortaleza en cuanto a la creación de empleo en todos los países. Sin embargo, aun cuando la pequeña y mediana empresa se caracteriza por ser dinámica, por ser laboriosa y ajustarse a la innovación; no cuenta con la masa de ecursos necesaria para competir con grandes empresas en los mercados internacionales. Por esta razón, se evidencia una serie de tareas de distinto grado de complejidad que habrá que abordar sistemáticamente. Los primeros esfuerzos tienen que estar orientados a lograr ahorros y aumentar la productividad mediante el mejor uso de los recursos disponibles.

conjuntamente con la adopción de sistemas contables, administrativos y de comercialización apropiados a las mismas. Es indispensable que la modernización productiva de la pequeña y mediana empresa se fundamente en la incorporación sistemática del avance técnico, con el propósito de alcanzar aumentos sostenidos en términos de productividad.